Como es bien sabido, la economía chilena es impulsada por la actividad minera desarrollada principalmente en el norte del país, lo que ha traído como consecuencia que cada 30 horas se generen relaves equivalentes al tamaño del cerro Santa Lucía (ubicado en la RM con 65.300 m2 de extensión).
Producto de ello, actualmente contamos con 176 relaves mineros abandonados, los que son altamente tóxicos debido a que contienen metales como arsénico, plomo, mercurio y sales de cianuro, entre otros, los cuales ponen en riesgo la salud de las personas y la estabilidad del ecosistema. Así, Chile se posiciona como el tercer país en el mundo con mayor cantidad de estos residuos.
Si bien actualmente existen leyes que norman el correcto cierre de estos relaves, como la Ley 20.551 que busca fijar una Hoja de Ruta general con ciertas condiciones y requisitos, aún queda mucho trabajo por hacer en materia de regulación minera.
En este sentido, Pablo Gutiérrez, gerente de Relaciones Institucionales de Hidronor Chile, destaca que “las normativas vigentes deben tomarse como base para acciones de saneamiento medioambiental, y no como un techo de cumplimiento impuesto por el triángulo regulatorio en materia de minería. Este debe considerarse como una base que establezca un piso sobre el cual construir la minería del futuro”.
Para ayudar al cumplimiento de este hito, en Hidronor nos mantenemos en constante desarrollo e innovación buscando siempre las mejores alternativas disponibles en el mercado para brindar un servicio de calidad y trabajar en pro de la remediación y saneamiento de terrenos contaminados, lo que finalmente impacta positivamente en la sustentabilidad de nuestro entorno.