La economía circular se ha posicionado a pasos agigantados como un modelo de producción y consumo que busca reducir al mínimo la generación de residuos y con ello, fomentar la reutilización y reciclaje de materiales.

Respondiendo a esta tendencia, los CAL (Combustibles Alternativos Líquidos) y CAS (Combustibles Alternativos Sólidos) se han convertido en soluciones energéticas más económicas y sustentables generadas a partir de la valorización de residuos, como es el caso de los desechos industriales producidos.

Para apoyar a la sustentabilidad ambiental y brindar soluciones sostenibles para el desarrollo de las empresas en Chile, en Hidronor destacamos por fabricar estos dos tipos de combustibles (CAL y CAS).

Para el primero reutilizamos los residuos líquidos desechados por la industria con cierto grado de poder calorífico (como aceites lubricantes, solventes o pinturas), mientras que para el segundo caso la materia prima que utilizamos son papeles, residuos textiles contaminados o filtros de aceite, entre otros.

Un dato relevante al respecto y que favorece nuestro servicio es que Chile genera un aproximado anual de 200 mil toneladas de estos RILes (Residuos Industriales Líquidos) con poder calorífico, lo que genera una buena fuente de materia prima para la producción de estos CAL. “Los generamos a través del tratamiento y coprocesamiento de residuos para destinarlos finalmente a empresas cementeras como reemplazo de combustibles fósiles para ser utilizado en sus hornos”, destaca Daniela Mancilla, ingeniera de Negocios del área Centro de Hidronor.

“No obstante, entre los desafíos más ambiciosos que proyectamos desarrollar a mediano plazo destacamos la producción de CAS en base a residuos sólidos con poder calorífico (RISes), cuyo proceso consiste en la trituración de estos mismos hasta un tamaño específico solicitado por el consumidor final (empresas cementeras), los que luego son utilizados para la quema en hornos como combustible alternativo, disminuyendo así la huella de carbono y las emisiones al medio ambiente”, agrega Mancilla.

Gracias a la disponibilidad de este combustible alternativo las empresas cementeras prevén alcanzar hasta un 40% de tasa de reemplazo para el año 2025, lo que se traduce en que claramente la producción y consumo de estos combustibles alternativos aumentará progresivamente durante los próximos años.