Como es bien sabido, las baterías en desuso son una amenaza silenciosa para el medio ambiente debido a sus componentes como plomo y ácido sulfúrico, los que, en caso de no ser procesados correctamente, ponen en serio riesgo la salud humana y la del entorno, pudiendo percolar los residuos a la tierra y afectando a las napas subterráneas que riegan el pasto consumido por animales, lo que, por ende, contamina a quienes los consuman.

En la actualidad nuestro país genera 2.4 millones de baterías de vehículo en desuso al año, pero la buena noticia es que existen empresas dedicadas a su correcta gestión a fin de disponerlas de forma segura y extraer ciertos materiales que luego son reutilizados para la fabricación de otros productos, incentivando con esta acción el principio de economía circular.

Por ejemplo, de las baterías en desuso se obtienen pellets de plástico y lingotes de plomo, así como la extracción y reciclaje de metales para generar cátodos para la minería, y del plomo, el cual, una vez pasado por un proceso de refinación, queda nuevamente con la misma calidad que cuando es utilizado por primera vez, pudiendo tener más de una vida útil en el proceso industrial.

No obstante, vale la pena destacar que las baterías forman parte de los productos prioritarios definidos por la Ley REP, las cuales, una vez catalogadas como “residuos”, pasan a ser considerados residuos peligrosos, por lo que su correcto tratamiento debe cumplir con ciertos estándares definidos por la normativa.

Para apoyar en este proceso, en Hidronor nos hemos convertido en un ente facilitador de la economía circular del país recibiendo las baterías en desuso en nuestras instalaciones para luego ser enviadas a empresas especialistas que se encargarán de realizar las acciones antes descritas.

De esta manera, y desarrollando un trabajo conjunto como un sector privado más unido, podremos construir un país más sustentable.