Publicada el 19 de agosto 2019.
Este impuesto establece un tributo anual a beneficio fiscal sobre las emisiones al aire de material particulado (MP), óxidos de nitrógeno (NOx), dióxido de azufre (SO2) y dióxido de carbono (CO2), generadas por establecimientos cuyas fuentes fijas sumen una potencia térmica mayor o igual a 50 MWt.
Actualmente, el nivel de gravamen del impuesto depende del tipo de emisión, para el caso de MP, NOx y SO2, el impuesto es de 0,1 dólar por cada tonelada emitida, mientras que el CO2 es de 5 dólares por tonelada emitida.
Desde el punto de vista medioambiental, el beneficio de la existencia de este impuesto es que agrega un valor definido al uso de combustibles más contaminantes, lo que incentiva a utilizar combustibles fósiles que contaminen menos, a realizar inversiones en equipo de abastecimiento para captar las emisiones antes que salgan de la fuente fija o en definitiva a utilizar combustibles renovables, como la biomasa.
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