Actualmente nuestro país se enfrenta a un nuevo paradigma en cuanto a los aspectos productivos de las empresas. Por normativa, las mismas deberán migrar hacia un proceso de producción más sustentable, incorporando acciones de economía circular en su máxima amplitud, lo que resultará en una mejora a la calidad de vida de todos los chilenos, pero también al de nuestro ecosistema.
En pro de esta meta, en Hidronor aportamos valor con los servicios de manejo, gestión y tratamiento de residuos industriales y peligrosos, los que gran parte de las empresas requerirán poner en práctica con la entrada en vigencia de la Ley Rep., la cual exige que estas comiencen a actuar de forma más responsable haciéndose cargo de siete categorías de productos prioritarios definidos.
En este sentido, Jorge Stagno, gerente General de la compañía, detalla que “Bajo el concepto “del residuo al recurso”, en Hidronor contamos con la capacidad de valorizar aceites lubricantes o productos con poder calorífico que estén contaminados para convertirlos en combustibles alternativos; asimismo, aportamos a la valorización de baterías de auto que contienen ácido y plomo para producir cátodos en la minería. Además, participamos del tratamiento, revalorización y reciclaje de pilas, envases, aparatos eléctricos y electrónicos para ser reinsertados en la cadena productiva, entre otros servicios”.
No obstante, “también apoyamos a las empresas con la alternativa de recuperación y revalorización de suelos mediante la remediación de terrenos contaminados. Aquí la minería toma gran relevancia ya que, a pesar de no contar a la fecha con un marco normativo que regule la gestión de suelos contaminados, sí existe la Ley 20.551 que regula el cierre de faenas mineras, y es justo aquí donde nos hemos convertido en un player fundamental a lo largo de los años para apoyar a las empresas mineras con la correcta gestión de relaves”, añade el ejecutivo.
Asimismo, también contamos con la capacidad de exportar e incinerar los residuos que así lo requieran, como los PCBs, que, por normativa, deberán dejar de ser usados en Chile en el 2025, y eliminados correctamente en 2028.
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